La cerámica de Tartessos

En todo el sur peninsular existía de antiguo una tradición en la manufactura de cerámica de calidad. Desde el neolítico hallamos cerámicas de técnicas admirables y de cocción tan perfecta que muchos arqueólogos quieren ver en ellas manufacturas exóticas y productos importados. Durante el desarrollo de la cultura megalítica aparece la cerámica pintada gracias al estímulo y contacto con navegantes del Mediterráneo central. En los Millares se observa una cerámica pintada de influencia siciliana.
Con la aparición de la cerámica campaniforme, las alfarerías andaluzas adquieren un gran desarrollo, en particular a lo largo del curso de Guadalquivir. Éste parece ser, en realidad, el momento en que cristaliza hacia la cuenca baja del río el centro de gravedad cultural. Carmona constituye el foco mejor conocido por ser la región en la que se han practicado investigaciones más intensas. La importante acrópolis que alberga la ciudad actual, fue ya una verdadera ciudad durante la edad del bronce, cuya poblaciones hallaba ya jerarquizada. En sus alrededores, la zona de los Alcores alberga importantes necrópolis utilizadas sin interrupción desde el tercer milenio hasta época Turdetana, ofreciéndonos inmensos materiales para el estudio de la civilización Tartesia.
La bella cerámica del estilo del vaso campaniforme, incrustada de blanco sobre fondo negro pulido y brillante ofrece un rico y desusado repertorio de formas. Cazuelas, cuencos, vasos, fruteros y copas que por la elegancia de su línea y su perfección técnica constituían vajillas de excepción no superadas en ninguna de las restante áreas Europeas de la cerámica campaniforme. Entre su decoración geométrica, aparecen ahora temas típicamente mediterráneos, como la cruz de malta que prolifera en Chipre y que en época posterior hallaremos entre la cerámica típicamente tartesias.
El contacto del valle del tartessos con la meseta estimulará el continuo intercambio de influencias. Recordemos que precisamente de estas tierras interiores tartessos obtiene los minerales más buscados, principalmente el estaño y el oro. Por ello no es de extrañar que determinados estilos cerámicos propios de las poblaciones ganaderas del interior como la cerámica excisa, decorada a punta de cuchillo por ejemplo, heredera de una típica labra en madera, llegue a utilizarse también en el sur, donde se enriquecerá con nuevos motivos decorativos. Todo un repertorio de cerámicas lisas bruñidas acompañan a estas cerámicas decoradas de las que no desentonan por su calidad.
Sin embargo, el mundo tartesio propiamente dicho no llegó a industrializar por completo su producción cerámica, que se mantuvo como una manufactura a mano sin la ayuda del torno rápido.
Una de las cerámicas más típicas del momento histórico tartessico es la llamada cerámica decorada con retícula bruñida que, en momentos cronológicos análogos, aparece bien representadas en numerosos focos mediterráneos, algunos bien relacionados con tartessos, como Cerdeña. Las formas de estas cerámicas son sencillas. La decoración bruñida se presenta tanto por el interior como exterior. Aparece en Mesas de Asta, Carmona, Sevilla, y se extiende por toda el área occidental del territorio tartéssico, singularmente por Huelva y la cuenca del Guadiana alcanzando el litoral atlántico por la cuenca del río Sado.

En la isla de Cerdeña la cerámica con retícula bruñida alcanza un gran desarrollo en una fase particular de la evolución de la isla que inicia alrededor del año 1000 antes de J.C. notemos de paso que precisamente en la región occidental de dicha isla, es decir, la zona mas relacionada directamente con tartessos es la que ofrece mayor densidad de hallazgos. Parece que nos hayamos ante el eco de la gran empresa tartesia de Nórax. Todas estas cerámicas fabricadas a mano son productos típicamente locales que proceden del desarrollo de técnicas indígenas. A su lado aparecerán las cerámicas importadas por los mercaderes fenicios, fabricadas mediante el torno rápido. Se introducen primero manufacturas de origen chipriota, luego fenicios, cartaginés y hasta griegas. Resaltan entre todas ellas las que ofrecen un hermoso engobe coralino que muy pronto será imitado en nuestras ciudades para dar lugar a estilos barnizados en rojo de gran expansión. El pequeño tamaño de estas vasijas de importación y su calidad parecen indicar que constituían simplemente los envases de productos muy apreciados, perfumes y aceites aromáticos. Su introducción es obra del comercio fenicio.

El conocimiento de estas cerámicas exóticas es de gran interés. En primer lugar, por conocerse la fecha aproximada de de su fabricación en el mediterráneo oriental permitirá señalar con mayor precisión las etapas del desarrollo de la civilización tartesica histórica. Pero mas importantes todavía como estimulo hacia la transformación de la industria alfarera local que quiere imitarlas y abandona sus antiguas técnicas para adoptar las propias de aquella industria. A fines del siglo VII, se extenderá el uso de torno rápido y del horno de temperatura elevada. Tartessos inaugurara la primera producción industrial de cerámica de España.
Entre las diversas variedades de cerámica locales que imitan las técnicas importadas hemos de señalar la presencia de la acrópolis de carambolo de una cerámica pintada en rojo sobre fondo pardo o claro con decoración de metopas de clara imitación chipriota .su gran interés consiste en el hecho de que parece ser unos de los puntos de arranque de toda la producción de cerámica pintada turdetana posterior.
En un determinado momento no faltan los productos griegos entre las manufacturas importadas. En particular, las cerámicas protocorintias que el comercio mediterráneo exporta hacia el occidente. Kotiloi protocorintias del primer tercio del siglo VII han sido hallados en las tumbas de la antigua colonia de sexi (Almuñecar, Granada), fundación fenicia que pudo ser incluso anterior a la propia Gadir.